Son muchos los festivales que han nacido en los últimos años, por lo que parecía imposible volver a emular la épica de llenar un recinto como el del Auditorio Miguel Ríos. Pero se consiguió. 14 mil personas volvieron a poner el grito de PALESTINA LIBRE en los cielos ripenses.

La edición anterior había dejado una gran sombra, ya que un joven Quevedo estaba por explotar. Y no veas si explotó. Pero estábamos listos para encarar un nuevo sinfín de actuaciones que quedarían en la retina de todos los espectadores para el resto del año.

Lia Kali fue la encargada de abrir el line-up. Respaldada por su banda, batería y bajo, una de las rookies de lo que va de año empezó a poner color en lo que parecía un día gris y tormentoso.

Acto seguido, Midas Alonso, en vogue por su famosa frase “¿Dónde está Sturridge?”, entraba de forma abrupta a un escenario que lo hizo suyo desde la primera canción. Dos metros de pura potencia y sin apoyo vocal para escupir barras como dagas a diestro y siniestro. El público ya estaba caldeado y todavía quedaban 7 horas por delante.

Era el momento perfecto para Sofía Gabanna, quién entró brincando al escenario y no rebajó su intensidad el resto de los 40 minutos que le quedaban por delante. Con Lupita’s Friends a los platos, la argentina inmortalizaba una perfecta actuación de principio a fin.

Elio Toffana fue incorporado al cartel una vez ya se había vendido todo, pero parecía que todos los asistentes habían venido a verle única y exclusivamente a él. Con miles de gargantas haciéndole los coros, Elio decidió compartir el amor recibido con invitados de lujo. Ill Pekeño, Israel B y Ergo pro, quienes actuarían horas después, acompañaron al madrileño en varios de sus tracks. Quién también se subió al escenario fue Cruz Cafuné, provocando un estruendo que se oiría a kilómetros del recinto.

El de Acqua Toffana dejó paso al de Corredores de Bloque, una de las sensaciones del festival. Israel B dejaría clara su postura ante la situación de Palestina alegando que “Yo soy el único Israel que vale”. Delarue y de nuevo la dupla Gregoriana fueron los special guest en una empoderada actuación del autor de ‘YYANOSÉ’. Los últimos rayos de sol teñian el escenario de rojo ante el discurso de protesta que realizó Iván Prado, representante de la ONG ‘Pallasos en Rebeldía’. Cabe volver a destacar que todos los ingresos generados en este evento han sido destinados a dicha organización para sus labores en territorio Palestino.

Uno de los platos fuertes de la noche estaba por llegar. Ill Pekeño y Ergo Pro repetían participación dejando claro que ese año de diferencia les había servido para asentarse como uno de los grupos con mayor repercusión del momento. Conocidos coloquialmente como Ergo y Peke, venían acompañados por Tensei One a los platos y por varios compañeros cuya misión fue ondear banderas Palestinas durante todo el show. Estábamos ante el que seguro que fue el mejor show de los madrileños hasta la fecha, y es que las 14 mil personas estaban totalmente entregadas en cada tema.

Como todo lo que empieza, también acaba. Pero otra dupla asomaba por el borde del escenario, y es que Hoke y Louis Amoeba estaban preparados para volver a la Capital después de haberla coronado con 4 actuaciones en el que colgaba el cartel de todo vendido. El valenciano hacía rugir al respetado en cada uno de los cortes extraídos de BBO, pero también hubo cabida para nostálgicos con la interpretación de sus primeras canciones y algún que otro track inédito. Chase y Ébano le apoyaron vocalmente durante todo el show. El espectáculo no podía acabar de otra forma que con ‘Olympique’, canción que hizo que salieran al escenario todos los artistas que ya habían actuado horas antes para vivir la locura desde dentro.

Nos aproximábamos al final del evento, pero aún quedarían tres actuaciones por delante. Cyril Kamer saltaba al ruedo sobrado de actitud a pesar de ser su primer festival a las espaldas. Con un amplio repertorio a pesar de solo tener 21 años, interpretó todos sus temas más conocidos consiguiendo que el público se subiera a su fórmula desde el inicio. ‘Cinderella’ sería la encargada de poner el broche final como no podía ser de otra forma al acumular más de 70 millones de reproducciones en plataformas de streaming. Una verdadera locura.

Tras tanto estímulo, no es fácil cerrar un festival ante un público que lleva muchas horas entregadxs a cada actuación y sus fuerzas han aminorado. Por eso, no podía ser otro mejor que Costa el encargado de hacerlo. El autor de ‘Inmortal’ es el único que ha estado en todas las ediciones del ‘Grimey x Palestina’, y es por eso que, a pesar de ser ya la 1.30h de la madrugada, no se podía ver el fin de cabezas que conformaban la pista del auditorio. Tema tras tema, el artista se metió en el bolsillo a todo asistente y se llevó una de las ovaciones más cándidas de la noche. A pesar de solo disponer de 30 minutos de actuación, Costa no podía abandonar el escenario ante tanta ovación y ofreció hasta 30 minutos adicionales de pura fiesta.

Nunca nos ha gustado cortar de golpe, ser unos aguafiestas, por lo que teníamos un as guardado en la manga. Yibril, reconocido DJ de la escena clubbing, sería el encargado de poner la banda sonora a la despedida del festival. El momento perfecto para sacar los pasos prohibidos.

¿Nos veremos el año que viene?